Pues todo lo anterior lo único positivo que tiene es que en la zona donde campeo, los puntos donde hay agua quedan reducidos a dos o tres, así que hacia allí me dirigí aunque antes de tiempo, ya que suelo visitar este sitio cuando está más avanzada la primavera, casi empezando el verano....y no me defraudó. La variedad de especies que puede entrar en un bebedero en época de calor es increíble.
Los más espectaculares son los picogordos. Su llegada al bebedero se distingue por su aleteo, con un sonido diferente al del resto, parecido al de los morunos en lo rápido pero más potente, y no tan sonoro como el de los mirlos pero sí más rápido.
Los morunos son sin duda los amos del lugar, si no por su tamaño, sí por su número y gresca:
Los machos, más negros cuanto más veteranos, y las hembras, más parecidas a hembras de gorrión común.
Pero como todos los años, hay sorpresas. Primero fué una bonita hembra de curruca rabilarga:
Los también relativamente comunes pinzones vulgares, ya con pollos creciditos:
Y una visita que siempre se agradece, porque yo al menos para ser una especie relativamente frecuente, nunca los consigo fotografiar así de cerquita:
Una preciosa hembrita de jilguero:
Los ruiseñores siempre son visitantes habituales. Los zarzales cercanos tienen varias parejas que compiten por este punto fresco común. Una especie relativamente difícil de ver , que no de oír, pero que cuando tiene que beber o bañarse tiene que salir del refugio de la zarza:
Un poderoso aleteo señala la llegada de una enorme torcaz que sin embargo no aguanta la presencia de mi aguardo:
Algo parecido pasa con los rabilargos. Cuando está más avanzado el año ya vienen familias con muchos jóvenes que son los más confiados. Entran primero y ayudan al resto a confiarse, pero cuando son adultos las miradas de recelo y los amagos se suceden hasta que se confían poco a poco:
También hay especies más comunes, que no suelen poner pegas en entrar desde el primer momento, como herrerillos y carboneros:
Pero el que me dió la sorpresa fué una especie nueva, el papamoscas cerrojillo!, yo que apenas los veo (sí en otoño con el paso migratorio pero no ahora), una hembrita descarada, teniendo un ojo puesto en el resto de pájaros a los que esquivaba, y otro en el agua:
Muy bonita aunque sólo sea por lo poco vista que la tenía. A mí me hizo muchísima ilusión.
Una bandada de mitos, después de una hora cantando en los alrededores sin atreverse a entrar, baja rápidamente a darse un bañito, aunque sólo los juveniles aguantan algo .
Los mirlos siempre andan por allí, pero en el campo son enormemente desconfiados, no como en las ciudades. Por éso solo los juveniles aguantan mínimamente la presencia del objetivo:
Un triguero baja a darse un sorbito, entre abejas y avispones:
La última estampa, graciosa al menos, la veo a 20 metros de la charca. Una perdiz está en un promontorio vigilando el territorio , supongo que mientras la hembra está incubando. Un conejo se acerca gazapeando y comiendo por detrás de ella. Los dos se ignoran pero en algunas de las fotos el conejo parece estar acechando a la perdiz cual lince:
....y así termina esta entrada nueva. Un saludo colegas.