martes, 9 de junio de 2015

El ángel blanco.




La primera vez que lo ves no sabes lo que estás viendo. Si no esperas encontrar esta especie y no vas preparado, una interrogación se dibuja en tu mente mientras tratas de distinguir si es una paloma rara o algún tipo de gaviota cruzada con rapaz. Cuando lo identificas la alegría es enorme, porque aunque ya muy abundante, sigue siendo relativamente escaso y sobre todo precioso. Ese color tan blanco, tan poco críptico, esos ojos tan rojos, encandilan a cualquiera.
Cuando ya son varios años viéndolos nidificar, descubrirlos acarreando material para el nido y localizar sus posaderos habituales es una gozada. El madrugón es necesario (o acostarse tarde) porque es cuando tienen su máxima actividad, limitándose el resto del día a permanecer discretamente descansando (o cazando si tienen pollos que alimentar) para empezar de nuevo al atardecer. Su discreción y que sus vocalizaciones sean chirridos y piídos tan suaves y tan poco propios de una rapaz, lo hacen pasar algo desapercibido a pesar de su color.

Por éso cuando después de controlarlos ves por fin volar a los jóvenes y cazar con maestría, no puedes evitar sentir alegría, sobre todo porque en el campo no todo es rosa y hay años en que los nidos no salen adelante por lo que sea (cuervos? gente? clima? hambre?...) y otros en los que todo parece salir rodado.
Este año, después del madrugón y localización de posaderos, veo que están usando, como otros años, un almendro seco que se destaca en una loma y desde el cual dominan bastante terreno de pastos.

Después de recibirme con sus quejidos, me escondo a poca distancia a esperar si hay suerte.













Y así es, aunque el posadero no es elegido y por ello no es el mejor para fotografía, un joven regresa con un topillo y se lo merienda delante de mi:

































Poco a poco lo va despedazando, tirando el paquete digestivo con asco, y troceándolo hasta dejarlo en los cuartos traseros, que se mete ya de un trago.  Aquí os pongo una composición bien chula que me ha hecho un colega. Gracias Luis.:



Los jóvenes, con su dorso de plumas ribeteadas en blanco, su garganta algo ocre y sus colores más contrastados, son casi más bonitos, pero el rojo de los ojos del adulto es inigualable. Unos días después, decido intentar colocar un posadero con un ratón vivo para ver si funciona, pero esta vez me coloco a bastante distancia del sitio anterior buscando que mi escondite sea más cómodo y tupido y el fondo y posadero sean un poco más propicios. No funciona hasta bien entrada la mañana y la luz es dura, pero la espera ha merecido la pena:

Aunque la luz es dura y tiene el plumaje estropeado porque ha empezado la muda y tanta caza entre pajotes, rastrojos y matas secas se lo tiene machacado, es la primera vez que tengo una belleza así casi llenando el encuadre, así que el dedo se me queda pegado al disparador. El animal tiene claro que allí hay algo raro escondido haciendo ruiditos , pero la comida fácil no es fácil de desdeñar.























































Después lo he vuelto a intentar y la familia elania (dos adultos y dos pollos que merodean por la zona aunque cada vez más separados del territorio de sus padres) me ha dado plantón, pero otra rapaz que anida en la zona ha recibido con sumo agradecimiento mis aportes de ratones.....y éso ya lo veréis en la próxima entrada, jejeje.Espero que os gusten. Un saludo.