viernes, 11 de julio de 2014

Dos días de carroñada.

Después de un tiempo sin probar, tenía que ir un día a visitar de nuevo a las carroñeras. No defraudaron, la cantidad de urracas que hay en esta época es enorme, la mayoría inmaduras que siguen a las adultas y aún todavía les piden ceba:



Y sin olvidarnos de los rabilargos, ahora también con bandos bien nutridos entre adultos y juveniles:



y la ventaja de ésto es que como además son más confiadas además de numerosas, la carne enseguida se llena de ellas, las inmaduras atraen a las adultas, éstas al cuervo:








Y ya si el cuervo, con toda su desconfianza, sus entradas y salidas, su mirar inquisitivo hacia el objetivo una y otra vez por mucho cuidado que se ponga, se termina confiando....es la señal de que estás bien escondido y lo estás haciendo bien. En poco tiempo, los ratoneros que viven en la zona aparecen, primero la hembra, más clarita, guapa y confiada, y luego el macho, más oscuro y desconfiando, siempre posándose lejos y sin quitar ojo del objetivo:
 














También un par de pollos jóvenes del año que acompañan muchas veces a los adultos con su piar insistente. Aunque tengan el suelo con carne en abundancia se empeñan en perseguir y agobiar a los adultos con sus peticiones, aunque al final terminan comiendo solos:

















Las urracas, sobre todo las adultas, a pesar de la abundancia de carne y de que el ratonero no representa aparentemente una amenaza, no dejan de acosarlos, picándoles sobre todo en la cola para cansarlos y que se vayan. El aguante de la hembra es tremendo, llegando a aguantar que le salten en la chepa, pero el joven, más fogoso como corresponde a su edad, se pone hecho un energúmeno a la más mínima.:

























Al final y como no  puede ser menos, tanta algarabía y tanto movimiento acaban atrayendo la atención de los merodeadores de las alturas, primero los milanos negros:




Y después de muchas vueltas y de congregarse durante mucho rato, hasta un par de horas cogiendo y perdiendo altura....llega lo gordo, la gran bandada de buitres leonados, que en un momento y bajo una algarabía de aletazos, gruñidos y soplidos, dan cuenta de lo que hubiera en el suelo, ya fuera mucho o poco:















Aunque espectaculares, el mucho más escaso y bello buitre negro es el que se lleva la mayoría de las fotos. Aunque los leonados son teatreros como el que más, el negro con sus andares chulescos, casi con pose de banderillero, se lleva la palma:





























Y de momento ésto es todo....siempre había entendido que el invierno era la mejor época para las carroñadas, pero en esa época hay mucha carne en el campo y que además no se descompone con facilidad. hay muchas monterías y mucha caza mayor que queda abandonada, despojos y hasta cuerpos enteros, en el monte, y éso les mantiene sin hambre. Yo creo que el verano, entre que las poblaciones de aves son todavía  numerosas con las aportaciones recientes de la cría, y que no hay tanta res muerta en el monte, las posibilidades de éxito aumentan.
Un saludo y espero que os gusten.