martes, 29 de octubre de 2013

Y van tres....

....de mirlos acuáticos, pero es que me encanta la especie y el sitio. Aunque el viajecito es considerable y acabas baldao, merece la pena. El entorno es precioso, el río nada contaminado, las orillas son caducifolios que ahora están preciosos y dan a las fotos un fondo amarillo o verdoso flipante (sauces, robles, chopos, y muchos fresnos), y todavía el frío no es de los que desaniman....que luego el invierno encerrado en el hide se hace mu largo, hay que aprovechar estas cositas variadas antes de que no se pueda.
Así que una vez más, aquí van las especies de ese día. Como habíamos localizado en la visita anterior la zona por donde está establecido un martín pescador, le dejamos puestos unos posaderos (que pude comprobar que usa) pero en sitios poco propicios para esconderse (orillas despejadas arenosas) y poco propicios para el mirlo acuático (balsas de agua parada) aunque sí para el martín, y es que se hace curioso ver al pescador usando posaderos rocosos y posado en medio de aguas bravas:





Con buenas dosis de paciencia, fuí atrayéndolo a un posadero nuevo que coloqué al lado de donde estaba escondido, pero de esa manera fuí descubriendo que o estaba a peras o a higos, pero querer tener cerquita a ambos iba a ser imposible, así que primero me desquité con el martín (que es una especie mucho más fácil y no era a lo que había ido, aunque es irresistible el jodío):








En los ratos de espera, las cascadeñas jovencitas, en su incesante recorrer la orilla, sí que pasaban por cualquier zona, buscando insectos y larvas entre las rocas y hierbas de la orilla:




Pero a lo que yo había ido, era a los mirlos, así que seguí recorriendo la orilla hasta llegar a un sitio que cumplía casi todas las condiciones: piedras, agua rápida, un sitio de donde salen siempre porque lo usan mucho, con posaderos muy cerca de la orilla y un pequeño arbolito contra el que recostarse y pasar algo desapercibido (aunque con una zarza que parece viva: hagas lo que hagas te engancha). Pues el sitio no pudo ser más acertado, con mucha comida (estaban todo el tiempo cazando en el agua rapidísima) y con buenos posaderos desde los que vigilaban el territorio o lo disputaban a los otros, cantaban de vez en cuando, o se acicalaban el plumaje. Espero no cansar.

Primero los posados bonitos, donde el ave sale mejor, pero donde no se aprecian sus costumbres, claro:











Aquí dedicando una buena cagadita al fotógrafo:


Como podéis ver, es un plumaje que cambia según la luz, y el fondo y tonos de la imagen también son muy distintos según esté al sol o no, o haya árboles al fondo con hojas ya  amarillas. Una variedad preciosa.

Pero como siempre, lo que a mí me gusta es captar las costumbres, porque cuando estás allí viendo de lo que son capaces, piensas que las fotos de "posado" pueden ser muy bonitas pero "no dicen" nada de lo que allí pasa. Lo más increíble es ver con qué arrojo se lanzan al agua donde la corriente es imposible. Se asoman durante uno o dos segundos para zambullirse enseguida durante otros cuatro o cinco, buscando bajo las piedras y dando fuertes aletazos para que la corriente no los arrastre....aún haciéndolo contínuamente, es muy difícil pillarlos en el momento preciso o  con la velocidad de disparo adecuada para congelar el momento. Aún así alguna se pudo salvar aunque no tengan la calidad que uno quisiera:







En ésta a continuación no me he equivocado, fijaros bien que el mirlo acuático está ahí debajo, cubierto por una capa de agua y otra de aire atrapado en sus plumas, pero ahí está, jeje:






Después de pelear contra la corriente y de comer, tienen que salir periódicamente a colocarse el plumaje, cosa mucho más necesaria que en otras especies teniendo en cuenta que con tanta pelea hay que tenerlo bien colocado y bien engrasado:





Y ya de regreso al coche, algo me asusta porque casi lo piso: una bonita hembra (o éso creo por el tamaño enorme de la amiga) de sapo común. Una especie de anfibio preciosa y bonachona donde una vez más la fama injusta de peligrosa ha hecho que se la persiga sin sentido.
El 100/400 no es el objetivo más apropiado para fotografiar a un anfibio, pero es lo que había, y no se defiende mal ...




....y éso es todo amigos. Me he permitido poner alguna en un tamaño original (están reducidas de peso aún así por consejo de Fernando), para que apreciéis algo de detalle, pero si resulta molesto moverse por ellas me lo decís y las pongo todas igual. Un abrazo.

martes, 22 de octubre de 2013

Otra visita a los mirlos acuáticos.

Una vez más, el encanto de esta especie y del entorno que habita nos llama a visitarla a pesar de la distancia, porque el madrugón y el viaje merecen la pena. Si además se hace en buena compañía, mejor aún. Aunque esta vez no se "portaron" igual y estaban más esquivos que en la semana anterior, posiblemente porque el otoño va avanzando y su comportamiento se va volviendo más distante. Estaban mucho más desconfiados, adoptando muchas posturas de alarma como en estas imágenes:






Aunque cuando ya se relajaban algo sus posturas eran más típicas y paraban más quietos:







Ya sé que resulta cansino hacer dos entradas de la misma especie, pero teniendo en cuenta la época en que estamos y que luego las sesiones de comedero se hacen muy repetitivas todo el invierno, habrá que aprovechar que ahora esta preciosidad está disponible.
Espero que os guste. Un abrazo.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Buscando al acuático.

     El año pasado los encontré de casualidad, y la sorpresa no pudo ser mayor. Aprovechando un puente familiar, me levanté todos los días tempranito para dedicarles unas sesiones. Este año, aprovechando el mismo puente convencí a la familia de que era un sitio perfecto para todos, jeje, y volví a buscarlos, con cierta incertidumbre porque el año pasado tuve éxito en otoño, pero volví en invierno buscándolos y no ví más que un ejemplar que era enormemente desconfiado, a diferencia de un par de semanas en el otoño, donde en ese tramo del río se concentran muchos ejemplares que además, seguramente debido al "falso  celo" otoñal, se dedican a perseguirse y disputarse los mejores sitios de caza.



     Como siempre, éso sí,  es un placer observar las costumbres del mirlo acuático, especie que no para quieta, o bien porque esté infatigablemente buscando larvas debajo de las piedras o bien porque esté posada pero contínuamente agachándose y levantándose con ese meneo tan típico y que hace que su pecho blanco rodeado de negro se vea de tan lejos y actúe como una señal para otros mirlos. Esa costumbre de no estarse quietos ni debajo del agua (literalmente, jeje) unida a que están muchas veces en sombra, hacen que los isos se disparen si quieres un mínimo de velocidad, éso unido al plumaje tan negro lo hace difícil de fotografiar, porque si además luce el sol el problema es que el blanco del pecho se quema.....es igual, es todo un placer observarlos, y por lo que yo he visto desconfían de la figura  humana pero no del hide ni del movimiento del objetivo. En ese sentido son bastante tolerantes, no son desconfiados para nada, menos incluso que los martines. Si a éso sumamos que probablemente en otoño muchos individuos son todavía juveniles, más pardillos, que con suerte sobrevivirán al duro invierno (o no, por lo visto es la época que los diezma), la posibilidad de que se acerquen es enorme.


     Es todo cuestión de observar sus movimientos, ver en qué zonas paran, revisar cada piedra prominente en la corriente que tenga cagaditas (que pueden ser también de lavanderas u otras especies, pero que en muchas ocasiones son de ellos).






























Tampoco faltaron a su cita las lavanderas, en este caso un juvenil que andaba por allí patrullando y se mostraba enormemente confiado. Fijáos en esa zona "despeinada" que tiene en la zona auricular derecha....por increíble que parezca, es una garrapata....pobre bicho.







También pude ver muchos ánades reales, generalmente entremudados o hembras, que con su desconfianza habitual levantaban el vuelo al llegar nadando a la zona del hide y ver el objetivo apuntándolos fijamente.....



    Cuando ya estaba recogiendo, con ese dolor de espalda y culo, con esas piernas dormidas por la postura imposible, veo venir por la corriente algo parecido a una fila de ratas nadando....me echo la cámara a la cara y lo que veo venir me deja de piedra: una pareja de visones americanos (malditos sean, pero mira que son bonitos). Uno de los individuos sale del agua y me rodea por la derecha, pero otro viene derechito a mí, tan derechito que veo que está calculando salir del agua justo entre mis piernas, y como ya conozco el caso de un colega al que se le tiró uno y le mordió la bota, prefiero no arriesgarme y me pongo de pié (me había agachado para pasar más desapercibido): en cuanto me ve, a dos metros ya de mí, se zambulle rápidamente y le veo deslizarse a toda velocidad río abajo bajo el agua.....qué pena que no fueran nutrias en lugar de éstos, pero bueno....no deja de ser una sorpresa.






Y éso fué todo. El mirlo acuático es casi la única especie que ves en esa zona del río (un martín pescador pasó como una flecha pero no tuve la suerte de ver qué zona frecuentaba más), pero es una maravilla que nunca descansa y aunque puñeterilla de fotografiar, como estás en un entorno precioso y tranquilo, en un río limpio de alta montaña, cuando estás allí esperando que vengan no es una pérdida de tiempo sino una ganancia de paz interior.
Un saludo colegas.